¿Renuncias a una mala empresa o huyes de un mal jefe?
Los empleados no renuncian a las organizaciones, huyen de los malos jefes.
La peor situación que le puede tocar a un empleado es ser parte de un equipo cuyo jefe se enfoca en las utilidades o en los resultados, muy por sobre las personas y que buscan obtener -a veces con abusos- cada gramo de productividad de los empleados. Nunca reconocen lo que su personal hace bien, ni tampoco permiten que el equipo celebre sus éxitos.
No hay un liderazgo real (visión e inspiración), solo gestión (comando y control). La expectativa de estos jefes es básicamente que todos hagan lo que ellos dicen, sin reflexión y sin ninguna posibilidad de cuestionamiento. Las opiniones, sugerencias y recomendaciones de los empleados no son bienvenidas y se ignoran por completo.
La motivación de un empleado es un resultado directo de la suma de interacciones con su gerente
Esto lleva a que los empleados se desconecten de su entorno, que pongan a dormir su cerebro, que “naden de muertito” y que se enfoquen únicamente en esperar su salario y los fines de semana. El espíritu de equipo y la moral son extremadamente bajos. Las personas se sienten sofocadas. Por lo tanto, no se quedarán allí mucho tiempo.
La mayoría de las personas no hará nada extra fuera de sus especificaciones laborales. La carga de trabajo puede ser inmensa, sin embargo, a las 5:00 pm en punto, se verá a los empleados desfilar por la puerta de la oficina, como si hubiera un simulacro de incendio. La rotación de empleados será alta. Muchas personas querrán irse, pero debido a las deudas o compromisos económicos personales y familiares, se quedarán.
Un mal jefe puede tomar un buen personal y destruirlo, haciendo que los mejores empleados huyan y el resto pierda toda motivación. Es hora de que las empresas se den cuenta de que todo el dinero o las ventajas del mundo no retendrán a un buen personal si tienen un mal jefe que hace que su día a día en el trabajo sea miserable.
Un jefe impacta positivamente o destruye a su equipo.
Un estudio encontró que un mal jefe puede afectar negativamente la salud mental y física de los empleados. Los empleados de malos gerentes tienen un mayor riesgo de hipertensión arterial, estrés crónico, problemas para dormir, ansiedad, comer en exceso, ataques cardíacos y otros problemas de salud.
Los empleados anhelan buenos jefes. Un estudio reciente dice que el 56% de los empleados rechazaría un aumento del 10% para quedarse con un buen jefe. Que les exija y que logre resultados por medio del empoderamiento y la confianza. Que sea un jefe humano.
No hay nada como tener un jefe que realmente se preocupe por su equipo. Que apoye, eduque y aprecie a sus empleados. Que sea congruente entre lo que exige y lo que muestra en su conducta personal y profesional. Los empleados estarán dispuestos a hacer más y dar más.
Tener jefes capacitados y que comprendan su rol, es un beneficio para los empleados
Actualmente, la mayoría de las compañías no piensan en los buenos jefes (directores, gerentes, supervisores) como un beneficio, ni publicitan ese beneficio a los posibles empleados, pero es el mejor incentivo para mantener al personal feliz, comprometido y estable.